Muñecas Negras: Sanando el Corazón y Rescatando la Memoria Ancestral

Tanya Daurte abrazando la primera colección de Muñecas Negras realizadas por la artista Roselle Faure para apoyar el proyecto de Afrodescendencia México.

Tengo la fortuna de tener una mamá, Roselle Fuare. Ella me adoptó cuando yo era una madre adolescente y me ha acompañado hasta el día de hoy. Roselle Fuare es una gran artista, pero sobre todo, es una persona maravillosa, grandiosa, creativa, generosa y amable con todo el mundo. Nació en Marruecos, África del Norte, conoce el mundo y ama viajar. Sobre todo es una creadora, una artista. Ella siempre tenía cosas hermosas que decir sobre las personas negras, la cultura y arte africano. Me contuvo emocionalmente, me hizo sentir apreciada, valorada, importante y especial.

Roselle Faure presenta una cesta con la segunda colección de Muñecas Negras.

Roselle me ayudó a sentirme cómoda en un mundo que siempre se había mostrado hostil y violento a causa del racismo estructural en México. Aprendido desde la infancia de los jóvenes, el racismo en México es sólido, naturalizado a través del colorismo, y sin una representación digna de la comunidad negra. En México en los años 50 y 60 el tema del racismo, discriminacion y clasismo, estaban totalmente integrados en la cultura, y reflejaban también el racismo. La palabra Racismo no está incluida en la constitución en México, y esto genera un sin número de violaciones de derechos humanos, pero sobre todo ha creado una idea en el inconsciente colectivo, donde las personas mexicanas creen y afirman que no son racistas. Mi mamá me permitió verme a mí misma desde otro lugar, ya no desde el rechazo sino desde el amor propio. Gracias a ella, yo pude sanar muchos de los traumas racistas en mi infancia, sobre todo en relación a mi madre biológica que era blanca. No crecí con mi padre que era negro.

Mis padres biológicos se conocieron en la Universidad Autónoma de México e iniciaron una relación. Cuando la familia de mi mamá se dio cuenta de que estaba embarazada de un hombre negro, inmediatamente se lo prohibieron. Llamaron a su antiguo novio blanco e hicieron que se casara con él. Ella se casó estando embarazada tres meses de mi. Nací en el norte de México, Mazatlán, Costa del Pacífico en una familia de personas blancas. Al principio siendo tan pequeña, yo no sabía que era negra, lo supe a través de las personas a mi alrededor, las cuales remarcaban en sus comentarios que mi piel era demasiado oscura y mi cabello complicado.

Cuando yo tenía cuatro años, nos trasladamos a vivir a la ciudad de México. Me inscribieron en el kinder y ahí tuve mi primera experiencia sobre el color de mi piel. Algunos niños lamieron mi brazo para saber si yo era de chocolate o me despeinaba. Las únicas personas, parecidas a mi estaban en la televisión. Mi madre y mi abuela miraban el Show de Michael Jackson and the Jackson Five porque ellas no sabían cómo peinarme. No sabían nada sobre el cabello Afro. En los cumpleaños y navidades, me regalaban muñecas blancas igual que a mi hermana y mis primas, pero esas muñecas se parecían a ellas… En mi caso tuve que esperar años hasta que mi abuela consiguió una “Muñeca Negra” en los Estados Unidos. Recordemos que a mediados y finales de los de los años 60, en México, era imposible encontrar una muñeca negra. Una muñeca que me permitiera identificarme y que me representara. Con el tiempo, muchas cosas cambiaron en mi vida, y salí de la casa de mi madre y padrastro en la adolescencia con 14 años. Un par de años más tarde fui adoptada por Roselle.

Mi mamá Roselle me enseñó a mirar a África y su herencia sin estigmas, sin prejuicios, sin exotizar, a mirar a un vasto continente, con una diversidad extraordinaria y una riqueza cultural, espiritual e histórica sin precedentes. No solo mirar al continente africano, sino mirar a todo el mundo, puesto que los afrodescendientes existimos en todas partes del mundo. Pero pareciera que en algunos lugares somos invisibles. Ella me abrió los ojos al mostrarme la belleza del arte en África y su extraordinario legado en el mundo: en la música, las artes, la gastronomía, y más.

La primera muñeca que me hizo mi mamá.

Hace unos años tuve una cirugía de importancia, y me demoré mucho tiempo en recuperarme. Para animarme en el primer mes de mi convalecencia, mi mamá Roselle me hizo una muñeca negra hermosa, especialmente, pensando en mí: en cómo me veo, como es mi cabello, como me gusta vestirme, y adornarme. El día que me la trajo, me llenó de alegría, lágrimas de emoción, y profunda reflexión. La abracé, me abrazó con su reflejo. Era un espejo amoroso en mi corazón, y sané a una parte de la niña en mí ser. Era la Muñeca Negra soñada en mi infancia, en mi adolescencia, y en mi adultez.

Fue hermoso y profundo abrazar esta muñeca. Sentí como me tengo a mí, y cada vez que me veo en ella, yo también me siento así. Me gusta sentir esta esencia que me lleva a través de la energía amorosa, a conectar con las memorias ancestrales. La muñeca me recuerda mirar y conectar con mis Ancestras, durante mis oraciones, para honrarlas, y reconocer que también fueron niñas, que deseaban jugar con muñecas negras. Mirar a mi muñeca me hace sonreír y sentir el amor con la que fue hecha especialmente para mí. También me recuerda orgullo, resistencia, compromiso, fe, convicción, espiritualidad, sabiduría, belleza, paz, conexión con las fuerzas de la naturaleza, y la fuerza, grandeza y dulzura de mis Ancestras.

Roselle y yo con las muñecas.

Sobre todo, el amor y dedicación de mi mamá, Roselle, siempre me hizo sentir cómoda con quien soy, con mi color y con mi hermoso cabello. Ella me acercó a la diversa cultura Africana. Gracias a ella, yo puedo restaurar una identidad en conexión con las culturas africanas y afrodescendientes del mundo. Ella me motivó, me acercó, y me educó. Sueño con un mundo donde cada vez más encontramos hermosas muñecas negras y nos maravillemos de ellas, para que la niñez, en cada comunidad, en cada pueblo y ciudad, esté representada, y así la gente se dé cuenta, recuerde, reconozca que…

LO NEGRO ES HERMOSO
SER NEGRA ES DIVINO Y PODEROSO
Y QUE NUESTROS CABELLOS SON AFRO/CORONAS
Y QUE LA REPRESENTACIÓN IMPORTA

En todas las etapas de la vida, pero en la niñez es crucial. Importa una representación sana y digna desde una perspectiva de género, sin prejuicios, estigmas ni racismo.

Este fue el primer cartel de la exposición de Muñecas Negras en la Librería y Centro Cultural La Sombra del Sabino, en Tepoztlán Morelos, un hermoso pueblo mágico, a una hora de la Ciudad de México.

El proyecto de Tanya Duarte y Rosselle Faure de crear muñecas surgió del amor entre mi madre y yo. Hacemos cada muñeca completamente a mano. Cada muñeca es única, representando a África y a los afrodescendientes en México. Cada muñeca tiene un nombre, complementos y bisutería. Cada uno es una obra de arte.

Les invito a abrir su mente y su corazon y sacar del closet a sus Ancestros Negros.

La grandeza de México y del continente es gracias a las manos africanas que contribuyeron a su construcción física, económica, cultural y humana. Hasta el día de hoy, seguimos contribuyendo aquí.