Muñecas Negras en Mi Corazón
Mi relación con las muñecas negras inició cuando tenía 7 años de edad. Recuerdo que fue en un viaje familiar a San Antonio, Texas, donde descubrí en una tienda a un muñequito de tan solo 7 cms. El muñeco era negro y de inmediato tuve una fuerte conexión hacia él, era tan chiquito, no tenía pelo, y su cabeza en proporción a su cuerpo era grande, pero tenía unos ojos hermosos, tenía que llevarlo conmigo, lo llamé Scottie, y se convirtió en mi compañero para todos lados. Vivimos muchísimas aventuras juntos, pues lo llevaba siempre conmigo. En un viaje a Acapulco, íbamos en una lancha y al pasar una ola muy grande, Scottie se me cayó al mar, recuerdo haber gritado angustiada “Scottie se cayó…” y mi tía Lili, de inmediato se echó al mar para rescatarlo, por suerte Scottie flotaba y pudo ser rescatado.
Mi madre le hacía ropa y recuerdo que para navidad además de recibir regalos, Scottie también recibía cositas. Fue mi único y más querido muñeco durante toda mi escuela primaria.
Lo interesante en toda esta historia es que de alguna manera me identificaba con él, no solo por el color de mi piel, pues yo era la única morena de todos mis hermanos (tres hermanas y dos hermanos), los cuales eran todos de piel muy blanca, igual que mi madre. Sin embargo, mi padre era moreno igual que yo, y que una gran mayoría de mexicanos, pues de acuerdo a las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el censo del 2020, el 62.3% de la población del país se identificó por ser de piel morena a café claro, siendo este tono el color de piel predominante en el país. Para mí era normal ver estos tonos de piel a mi alrededor, sin embargo, era yo la única entre mis hermanas y amigas que tenía un muñeco negro. Y a pesar de ser diferente, eso mismo me hacía sentir especial. No recuerdo haber tenido ningún comentario de burla, o rechazo por tener a mi muñeco negro, sin embargo, era notorio que no existían muñecas negras, al menos en México, que fue donde crecí.
A lo largo de mi vida mi relación e interés por coleccionar muñecas negras, o muñecas artesanales, hechas a mano principalmente, ha sido muy grande. Es como si a través de ellas tuviera una conexión más profunda y empática hacia las dificultades e injusticias que viven las mujeres de color. Es como si ellas me dieran la fuerza para sumarme a la lucha por la desigualdad y discriminación que siempre ha existido. Pues desde mi adolescencia he tenido una fuerza inherente para ayudar a las minorías y defender los derechos humanos. Es durante mi adolescencia que se despertó en mi un gran interés por la justicia social y descubrí a Steve Biko, un profesor de escuela secundaria y joven activista sudafricano anti-apartheid, que luchó pacíficamente contra la discriminación y en pro de la igualdad en su país. Recuerdo lo mucho que me impactó la masacre de Soweto en 1976, pues yo tenía la misma edad de muchos de los adolescentes asesinados y quedó en mi memoria la imagen icónica del joven Héctor siendo cargado ensangrentado corriendo por las calles. Desde entonces Steve Biko se convirtió en un líder social y político en mi vida, sus principios de lucha por la justicia social, y la discriminación racial fueron forjando ideas en mi pensamiento que nutrieron mi visión por la lucha contra las desigualdades y la defensa por los derechos humanos.
Mi relación con las muñecas negras continuó al ser madre, cuando una de mis hijas, Jimena, de igual manera, en una tienda en Inglaterra, entre una montaña de muñecos blancos notó una muñeca negra, y recuerdo cómo se aventó para tenerla en sus manos. Mi hija Jimena tenía solo 18 meses y me pareció increíble ver su reacción de amor y cariño hacia la muñeca. Mi hija salió de la tienda feliz, abrazando a “Lakini” este fue el nombre que le pusimos en swahili. Y a partir de ese momento fue su compañera de aventuras por muchos años.
Me parece muy interesante como es que la experiencia y reacción que yo viví de niña hacia Scottie, se repitiera casi de la misma manera con mi hija Jimena. ¿Será que hay una transmisión genética de parte de la madre a la hija por el amor, la empatía, el interés y gusto por las muñecas negras? ¿Qué impulsa a la mente para decidir sobre qué muñeca elegir? ¿Qué hay más allá de esa elección? Al elegir, existe la libertad de decidir sobre lo que me gusta y quiero. Y esa libertad está conectada a un sentimiento más profundo, que puede ser de amor, empatía, identidad, o también de desagrado, o rechazo. Son las emociones las que influyen en sentir agrado o desagrado respecto a cualquier objeto. Esto se le atribuye a la influencia que tiene el cerebro reptiliano en el límbico, el cual se encarga del pensamiento instintivo. Entonces, ¿qué sucede en el interior del pensamiento de una niña para reaccionar con amor hacia la muñeca negra? Su intuición la impulsa a elegir la muñeca, pero el sentimiento que manifiesta hacia ella viene de una conexión más profunda con su ser.
En el 2019 tuve la oportunidad de realizar un voluntariado en Malawi con la asociación civil “Women Together. Inc”. Estando allá, propuse hacer muñecas y venderlas para obtener fondos para los diferentes proyectos de las mujeres de Malawi. Proyectos que ayudaban a que las mujeres tuvieran una mayor autonomía tanto económica como emocional en sus hogares. Además de mostrar al mundo la belleza y riqueza cultural que existe en estos países africanos.
Durante mi voluntariado en Malawi, hice 4 muñecas como ejemplo, y la idea era apoyarnos con un grupo de mujeres de la población de Blantyre, al sur de Malawi, las cuales son conocidas por su trabajo de costura realizando colchas, al exponerles la idea con mucho entusiasmo aceptaron participar y de esta manera ellas nos ayudarían a producir estas muñecas.
Lamentablemente terminó mi tiempo como voluntaria y el proyecto quedó pendiente. Sin embargo, una persona, de las principales donantes de la asociación Women Together Inc, quiso comprar las 4 muñecas, así que tres de ellas fueron enviadas a la sede en Nueva York y yo me quedé con una.
En 2022 pase tres meses en Australia, y una de mis actividades fue hacer una muñeca negra, para integrarla, junto con otras de mis obras en una exposición de arte que se llevó a cabo en una galería de la ciudad de Melbourne. La exposición estuvo abierta por dos meses y fue muy interesante notar el interés y curiosidad de la comunidad australiana por conocer más sobre la historia de la muñeca negra. Una persona mayor, de piel blanca, quedó encantada con la muñeca y la compró, me dijo que sería un regalo para su nieta pues quería que creciera sintiendo amor por todas las razas, sin importar el color.
La relación y gran interés que he tenido siempre por coleccionar muñecas negras, o muñecas artesanales, han sido el origen de mi estilo en el arte que desarrollo. Trabajo la técnica mixta, particularmente el género de collage con telas. En mis obras utilizó la tela como pincel para dar color y brillo a la dinámica de la vida, combinando elementos de la naturaleza con interacciones entre mujeres de piel oscura, destacando así la justicia de género y diversidad cultural.
Tras el devenir de mi profesión por distintos continentes, el material me escogió como un medio para que se escuche la voz vibrante y ufana, de la que mora bajo estas telas protagónicas de mis obras: la mujer de piel oscura.
Mi visión como artista supone una reflexión sobre el papel elemental que ejerce la mujer en el mundo en sus distintas sociedades y culturas para reivindicarla como fortaleza imprescindible y pilar en la comunidad.
Las muñecas negras en mi vida constituyen un símbolo de identidad, de lucha y amor muy fuerte. Son una representación de una lucha constante por las desigualdades e injusticias que las mujeres afrodescendientes han y siguen padeciendo. Ellas me han impulsado a gritar en voz alta por su defensa, por su reconocimiento, por sus derechos, y por su amor. Las muñecas negras están en mi corazón.
Literatura Citada
INEGI (2020). Censo de Población y Vivienda 2020. Subsistema de Información Demográfica y Social. México. https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/2020/