La Muñeca Negra: Historia Oral de Margarita Montalvo y Maritza Arango Montalvo 

Por Paula Margarita Montalvo Jorrín, Loreto Maritza Arango Montalvo, y Yolanda HesterTraducción por Ángela Castro
La Muñeca Negra en Contours ArteCalle en Casa Tomada mirArte. Cortesía de Yolanda Hester

Este relato incluye extractos de una historia oral de la directora de La Muñeca Negra, Margarita Montalvo, y la coordinadora Maritza Arango Montalvo.  Fue grabada en 2023 en la casa y estudio de Margarita Montalvo en Marianao, La Habana, Cuba. La entrevista fue dirigida por la historiadora oral Yolanda Hester, pero fue una conversación y colaboración entre el equipo de Contours, que escuchó, participó e hizo preguntas. (Lili Sojos, Devon Severson, Carly Duran, Cindy García y Elizabeth Scott). La entrevista no habría sido posible sin la traducción e interpretación de Lili Sojos, Devon Severson, Carly Duran y Cindy García. La entrevista se grabó tanto en español como en inglés, con traducciones e interpretaciones realizadas en tiempo real principalmente por Lili Sojos y Devon Severson. El proceso de transcripción implicó múltiples traducciones entre español e inglés, con la traducción final al español realizada por Angela Castro, editora de Contours en español, y aprobada por los entrevistados.  

El Proyecto La Muñeca Negra se fundó en 1980 para promover el servicio a la comunidad, la responsabilidad social y la movilidad económica, especialmente para las mujeres, a través de la fabricación de muñecas, el arte y la conciencia medioambiental. Fue fundado por la escultora y artista Margarita Montalvo. Maritza Arango Montalvo, su sobrina, es la coordinadora del proyecto. 

Parte 1 | Convertirse en Creador

Yolanda Hester: ¿Puede contarnos cómo te convertiste en artista? 

Margarita Montalvo: Nací en La Habana en los años cuarenta. Mi primera creación artística fue en preescolar. Hubo un concurso para José Martí, y dibujé la casa de Martí, y me premiaron por ello. A partir de entonces, empecé a dibujar. Me gustaba mucho plasmar en dibujo lo que veía en aquel entonces. 

No deje de pintar en toda mi niñez y adolescencia, y en 1962 me aceptaron en la Escuela de Artes Plásticas (Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro). Yo ya sabía de Artes, pero no había podido entrar, y ese año, entré a esa escuela. En mi primer año, tuve muy buenos maestros, y empecé a trabajar. 

Me incliné mucho por el dibujo y la escultura. Empecé a crecer. Luego, tuve que dejar la escuela después de dos años, porque mi madre estaba cuidando a mi bebé, y no pudo continuar,teniendo q dejar la escuela. 

En 1967, volví a la escuela y me gradué en 1971, y a partir de ahí, empecé a trabajar y a hacer mi vida artística como creadora y como profesora, creando, haciendo mis piezas y enseñando. Comenze a dar clases de Artes Plastica en la escuela de magisterio.

En 1974, gané tres premios, por tres de mis esculturas. Primero, me premiaron por mi escultura llamada Mariposa. 

Mariposa de Montalvo, 1974. Cortesía de Margarita Montalvo
Montalvo, 1976. Cortesía de Margarita Montalvo

Al año siguiente, gané el primero, el segundo y el tercer premio. Esa vez gané los tres premios. Luego, hice mi primera exposición personal en retiro medico en la calle 23 de El Vedado. Tuvo mucho éxito. Había mucha gente y les gustó.  

Produje muchas esculturas y participé en muchas exposiciones. Estoy incluida en libro Esculturas en Cuba, Siglo XX (José Vegas, 2011) entre esos escultores, porque participé en muchas muestras de escultura. 

Africa Armada de Montalvo, 1975. Cortesía de Margarita Montalvo
Amantes de Montalvo, 1973. Cortesía de Margarita Montalvo

Cuando estaba en la escuela de arte, estudiábamos todo, historia universal. Tuvimos que aprenderlo todo,incluyendo nuestros pintores, que abarcaba toda la historia del arte y la apreciación de las artes plásticas desde el principio. Empezamos desde la prehistoria. Todo eso, paleolítico, neolítico ,historia universal.

Siento que me desarrollé como persona a medida que pasaba el tiempo, especialmente durante la revolución, tenía 17 años cuando empezó la revolución, y esa fue una época completamente diferente en la forma en que me identificaba. Tuve un hijo y tuve que crecer, en cierto sentido.  Tuve que criar y cuidar a mi hijo, así que me vi cambiar por completo con el tiempo. 

Yo crecí siendo una niña «de la casa» y no de la calle. Mis padres siempre se preocuparon de que fuéramos un grupo de niñas respetadas, porque las adolescentes que no estudiaban o no tenían una buena educación simplemente no tenían ninguna oportunidad. Y siempre, porque éramos niñas negras, teníamos que ser muy honestas, teníamos que estar dentro de las normas, como decían antes los mayores: «Tenemos que comportarnos correctamente para que nos acepten». Mis padres siempre estaban muy preocupados por eso. 

Así es como debíamos ser, una niña «de la casa», respetables, que estudiáramos, que no estuviéramos en la calle. Si íbamos a ir a una fiesta, simplemente teníamos que ir con una persona mayor, o con uno de los chicos que eran mayores que nosotras y que nos cuidaban. 

Nos llevaban a la fiesta y luego nos llevaban a casa. 

Así era la vida antes de la revolución. 

Montalvo con sus esculturas. Cortesía de Margarita Montalvo

Mis primeros estudios(pre-escolar) fueron en una escuela publica,mi hermana q era mayor que yo ,ya estaba en la escuela Hermanas OBLATAS, porque mi papa trabajaba en casa de una familia adinerada que apoyaban económicamente a la escuela, al enterarse que mi papa tenia una hija en edad escolar, le dijeron que ellos se hacían cargo del pago de la escuela, que si era privada, en esa escuela habían niñas y niños blancos y negros y hasta 2 niñas chinas.

Mi madre iba a recoger a mi hermana conmigo,a la escuela Oblatas y la Madre Josefita le pregunta porque yo no estaba en la escuela, a lo que mi madre le explica que era por falta de dinero y entonces la Madre Josefita le dice que me llevara que ella se haría cargo de la educación mia, y asi es como entro a esa escuela.

Yolanda Hester: Si esa eras tú antes de la revolución, háblame de quién eras después de la revolución.  ¿Cómo cambiaste? 

Margarita Montalvo: Hubo un cambio porque después que terminé de estudiar, pude ir a la Escuela de San Alejandro, una escuela de arte después de la revolución. Estaba abierta a estudiantes negros. Diez años después de la revolución, pude entrar a la escuela. Los cambios de la revolución empezaban a ser visibles. 

Yolanda Hester: Y tú, Maritza, ¿cómo te encontraste en este camino? 

Maritza Arango: Nací en La Habana en los años sesenta. Siempre fui una niña muy tranquila, quieta. 

Una niña muy tranquila, también muy de casa. Tampoco era de mucho jugar, no jugaba juegos en colectivo puesto que pasaba mucho tiempo sola con mi mama, al entrar a la escuela comenze a socializar mas salía a fiestas e hice muchos amigos ,curse mis estudios primarios, secundarios y el pre universitario en una escuela llamada Ciudad Escolar Libertad, terminando estos estudios hice la carrera de Tecnica Media en Estomatologia (medicina bucal).El cambio comenzó al entrar en el Proyecto LMN.

El primer cambio me lo produjo el embarazo y luego la responsabilidad de una niña a mi cuidado. Después de tener a mi hija, la responsabilidad que tenía era mayor y entonces mi vida de joven empezó a transformarse, y a madurar en todo lo que la vida te pone por delante con los hijos. 

Siempre estuve relacionada con el proyecto desde pequeña vi a mi tia. Pero un dia Margarita me hizo un llamado muy serio, necesitaba que me adentrara y fuera la coordinadora del mismo. Ya yo hacia manualidades, ver a esas mujeres adultas mayores trabajar y hacerlo bien, era un reto para mi ,y aprendi a hacer muchas cosas, empezó mi transformación, pase muchos talleres de manualidades para pefeccionar mi trabajo, talleres de Equidad, Genero, Autoestima y muchos mas, para poder llegar a ser esta mujer que soy hoy, autónoma e independiente, emprendedora y empoderada. 

Empecé ayudando con las muñecas, pero también haciendo bisuteria con semillas y perlas y alambre que encontraba donde solía trabajar. Y también empecé a hacer bolsos, tapices, abanicos, pendientes, bufandas, y muchas cosas diferentes. 

En el 2015 en un taller de concientización del Taller de Transformación Integral de Barrio de Marianao nos preguntaron a mi tía y a mí si podíamos encargarnos de una zapatería, dijimos q si, fue un estudio participativo con enfoque de Genero para mujeres violentadas en estado de vulnerabilidad,crear un negocio en un oficio no tradicional en mujeres, otro reto.

No sabíamos nada en absoluto de zapatería, aprendimos en el camino, personas conocedoras  a las que me acerque y me enseñaron y por SAN google, jjj. Al tener la zapatería, también nos convertimos en miembros activos de El Movimiento de Mujeres en Espiral,que en aquel momento se llamaba Mujeres de Desarrollo Local de Marianao, que apoya iniciativas económicas y proyectos comunitarios sólo para mujeres. En el Movimiento de Mujeres en Espiral hay iniciativas como panadería, costura, artesanía, peluquería y manicura, zapateria, elaboración de dulces y alimentos. Dejo de ser solo para mujeres violentadas tratando de salir  de todo tipo de violencia para convertirse en un espacio de reflexión, de crecimiento personal y colectivo, donde empoderarse social, político y económicamente, para toda mujer que quisiera ser parte del proceso.

Maritza Montalvo 2022. Cortesía de Maritza Arango Montalvo

Devon Severson: Has mencionado que estos talleres se centran en mujeres que han sufrido algún tipo de violencia en sus vidas, ¿qué significa la capacitación económica para las mujeres que han sufrido violencia o que la están sufriendo? 

Maritza Arango: Bueno, tenemos varias mujeres que han experimentado mucha violencia, maltratadas de muchas maneras, física y psicológicamente,discriminadas por color de la piel ,por la edad,por preferencia sexual,etc. Pero para esas mujeres el empoderamiento económico también es libertad. 

Es libertad porque las ha guiado por un camino para eliminar esa violencia, para aprender y desaprender,y sobre todo saber visualizarla para salir y caminar por una nueva senda, para darse cuenta que se puede ser autónoma e independiente. Algo de lo que debes estar consciente para lograr el cambio Esas mujeres no se parecen en nada a las mujeres que eran en 2014 y 2015 (durante la violencia). 

En nada. 

Sin embargo, las Mujeres de Desarrollo Local era un grupo integrado, no todas las mujeres eran maltratadas. 

Pero nuestro enfoque participativo y centrado en el género hizo que nos reuniéramos para compartir conocimientos, para hablar del pasado, porque siempre escucharse es bueno y ayuda. 

 Talleres de factibilidad económica, economía popular y solidaria para que las mujeres que  trabajaran en iniciativas económicas y pusieran en marcha sus propios negocios, por pequeños que fueran, pudieran aprender a gestionarlos sin pérdidas. Algo de vital importancia. 

Lo que sucede es que a veces las mujeres son las propietarias del negocio, pero el hombre es el que lo termina dirigiendo y dando la ultima palabra siendo la cara del negocio. 

El patriarcado casi siempre se impone, y el patriarcado en Cuba todavía está muy bien marcado. 

Una forma muy sutil en que los hombres se hacen cargo de los negocios de sus esposas es diciendo que la van a ayudar, y que van a colaborar. Yo me encargo de la economía, tú de las compras. Y con ocuparse de la economía, prácticamente se convierte en el dueño del negocio. 

 El machismo, el patriarcado, es muy común aquí, aún muy fuerte, se ha logrado mucho en cuanto al bienestar y derechos de las mujeres y niñas, pero aún está muy arraigado.

Por eso se iniciaron los talleres, para que seamos capaces de manejar nuestro  propio dinero para que no lo pierdan todo, para que tengan sus propios conocimientos de cómo manejar sus negocios. 

Maritza dando un taller de Orixas. Cortesía de Yolanda Hester

Yolanda Hester: ¿Empezaste una empresa de zapatos y no sabías hacer zapatos o esa no era tu práctica principal pero empezaste el negocio y te diste cuenta, cuéntame cómo aprendiste a hacer zapatos? 

Maritza Arango: Realmente no sabía hacer zapatos pero tampoco me negaba la oportunidad de tener la zapatería. Cuando recién nos hicimos cargo del negocio había materiales y estas pequeñas sandalias ya hechas, las donamos a un orfanato. 

Aprendí zapatería básica con gente de la comunidad. Dije, bueno, si sé coser puedo hacer mis moldes. Me metí en YouTube en Google y empecé a ver cómo podía hacer el molde del zapato. Al principio gasté mucho en material porque los primeros no me salieron bien, pero aprendí a hacer sandalias. 

Cindy García: ¿Ya tienes nombre para tu empresa? 

Maritza Arango: Bueno, el negocio que quiero promover, es una  Mipymes una pequeña empresa, nueva estrategia de actores económicos en el pais. Me gustaría tener un espacio donde pueda comercializar todos esos productos que hacemos en la zapatería que ya no es solo sandalias, también cintos, carteras, estuches para móviles, etc, he incluir los productos del proyecto pues nuestra zapatería esta dentro del espacio de La Muñeca Negra. Por cierto la zapatería se llama La Oportuna. 

Es una forma de poder comercializar nuestros productos,, y dentro del movimiento de Mujeres en Espiral. 

PARTE II | Muñecas Negras en Cuba

Yolanda Hester: Háblame de cuando recibiste tu primera muñeca. ¿Cómo era? ¿Qué aspecto tenía? 

Margarita Montalvo: Mi primera muñeca me la regaló una amiga de mi madre. Me regaló una muñeca muy bonita que era blanca pero tenía la tez un poco más dorada, sus ojos eran azules. Yo la peinaba, me encantaba peinarla. La peiné mucho hasta dejarla casi sin pelo, pero seguía queriendo a la muñeca y la sigo teniendo conmigo. 

Precisamente por eso empecé a hacer muñecas. Una vez tuve que trabajar en La Casa de Cultura para hacer una muñeca y una de las chicas con las que trabajaba me dijo que no quería hacer muñecas como yo las hacía. Ella quería hacerlas de tela y así fue como empecé a hacer las muñecas que hago hoy en día. 

Yolanda Hester: ¿Cuántos años tenías cuando te regalaron la primera muñeca? 

Margarita Montalvo: Cuando me regalaron la primera muñeca tenía siete años. 

Yolanda Hester: ¿Y Maritza? 

Maritza Arango: Sí, yo tenía una muñeca que se llamaba Loretta. Recuerdo esa muñeca, no recuerdo ninguna otra. Era una muñeca blanca. Los juguetes estaban restringidos. Nuestros padres compraban juguete una vez al año, y entonces el gobierno le daba a cada niño un cupón para tres juguetes diferentes: un básico, un no-básico y un dirigido. El básico era el juguete principal, los más caros, una muñeca o una bicicleta. El no-básico era un juguete de nivel medio, como una muñeca pequeña o una pelota. El dirigido era muy pequeño, como una cuerda para saltar o yaquis,etc.  

En uno de esos años, me regalaron la muñeca Loretta. 

El gobierno se la daba a los padres, bueno, no, el gobierno  proporcionaba los juguetes para que los padres lo compraran. 

Margarita Montalvo: Era programado con un listado donde se tenía un día de compras señalado, siempre antes del día 6 de Enero, que es el día de los Reyes Magos. A cada padre de familia se le decía dónde ir a comprarlos, y se le daba una tarjetita con las instrucciones de dónde comprarlos. 

Maritza Arango: Los juguetes eran limitados y hasta cierta edad. Cada tarjeta tenía el número de niños que tenías en tu libreta cuaderno, y luego los comprabas. Una libreta es un cuaderno que muestra la cantidad de un producto que cada familia tiene derecho a recibir y a comprar  cada mes, como en el caso de los juguetes. 

No era un crédito. Era el derecho a comprarlos. Si tenías dinero, les comprabas juguetes. 

Margarita Montalvo: Si no tenías dinero, sencillamente no podías comprarle juguetes a tu hijo. A veces, si había una familia que no tenía dinero para comprar juguetes, podía hacer un trueque, con otras familias que o no necesitaban los juguetes o que tenían más privilegio o poder adquisitivo y podían comprar los dos juguetes más caros a los que tú tenías derecho, entonces ibas a esa familia, y te daban su juguete básico o su tarjeta que representaba el derecho a comprar sus juguetes básicos para que tú pudieras conseguir un juguete básico para tu hijo, que era más económico. 

Yolanda Hester: ¿Y todos, todos los niños de tu comunidad tenían muñecas? 

Margarita Montalvo: No, no todas las niñas a mi alrededor tenían muñecas. En realidad no se les permitía tener muñecas porque no tenían dinero. Así que tuve el privilegio de tener esa muñeca, porque la señora que me la regaló tenía un trabajo decente y no vivía cerca de mí. Y las niñas donde trabajaba tenían muñecas, así que tomó una de ellas y me la regaló. 

Yolanda Hester: Y cuando eras niña, ¿dijiste que tenías una muñeca dorada, había muñecas de diferentes colores,, había muñecas negras, o sólo había muñecas doradas? 

Margarita Montalvo: Las muñecas que había en esa época eran Blancas. Blancas. Las niñas nunca tuvimos muñecas negras. Nunca habíamos visto muñecas negras. Las muñecas negras se empezaron a hacer por dinero y eran de tela. 

. . . Yo vi mi primera muñeca negra muchos años después. Porque los que hacían las muñecas negras, casi siempre, de tela, las usaban para rituales de la religión Yoruba. No eran para que las niñas jugaran con ellas. 

Por eso la gente que no entendía la religión Yoruba tenía miedo de las muñecas negras. Nunca querían tener muñecas negras. Para la gente que no formaba parte de la religión Yoruba, veían las prácticas yorubas como algo malévolo y lo relacionaban con la raza.  

Yolanda Hester: Cuéntame más sobre eso. 

Margarita Montalvo: La muñeca negra que utilizaban representaba  a los ancestros. Por lo tanto, las muñecas negras no eran vistas como un juguete, ya que muchas veces se utilizaban con fines religiosos, los practicantes Yoruba no las veían como algo con lo que pudieran jugar o simplemente tener. Así que había cierto temor y respeto hacia esas muñecas porque eran algo religioso, mágico o hechicería como solían decir.

Yolanda Hester: Y en el caso de las muñecas religiosas, ¿qué procesos las convertían en parte de la religión? ¿Era sólo la fabricación? ¿Había ceremonias o rituales especiales? 

¿Cuáles eran los elementos que hacían que estas muñecas encarnaran las prácticas religiosas? 

Margarita Montalvo: Los vestían con los atuendos de los orishas, o las representaciones. Los vestían de amarillo y les ponían girasoles, que son las flores que representan a ese Orisha. Los vestían de azul para representar a Yemanja. 

Le ponían cosas blancas para representar la espuma del mar. Y de ahí empezaron a ponerle atributos de cada uno de los Orishas, independientemente de que también se ponían sus batas cubanas, que son las batas que representan a Cuba. Se ponían sus elementos que ya estaban implícitos. 

Los africanos, las tribus africanas, y las botas aquí en Cuba, que son las botas blancas, todas bordadas con pieles y todo eso. Y otro era el azul, como lo hacen con vestidos azules. Los atributos son elementos que representan a cada uno de los Orishas. Por ejemplo, el abanico es un atributo de Ochún. El hacha es un atributo de Changó.  

Maritza Arango: En la pregunta que hiciste sobre que parte de la muñeca se utilizaba para el ritual, pues se utilizaba completa. Es decir, la muñeca o el muñeco para hacer un ritual se utilizaba completamente. La muñeca estaba hecha de acuerdo a la magia, al ritual, a su propósito religioso.  La usaban de pies a cabeza. 

Pero finalmente vendieron la muñeca negra no para jugar, sino para el turismo, y estaba mal representada. Quiero decir, era el estereotipo de esa mujer negra fea, con labios gruesos pintados de rojo, con un grandes nalgas, grandes pechos. Es decir, no había belleza en esa mujer. 

Era una mujer de facciones tosca, siempre representando la parte más fea, se podría decir, de lo que representaba el negro para el blanco. Y así, los turistas la compran como curiosidad y para tener algo diferente,  y es algo nuevo, algo novedoso. Labios grandes pintados de rojo. Y como sólo partes del cuerpo que eran más grandes que las otras, sólo para mostrar cómo a veces la negritud se mostraba como un sentido de fealdad. Y la gente los compraba por curiosidad, no por curiosidad religiosa, sino por curiosidad, porque era diferente.

Porque la religión estuvo muy prohibida .Hace algún tiempo la representación de los Orishas en muñecas y muñecos  dejo de ser un tabú, las personas tienen más conocimientos sobre la religión o vienen buscándolos  , ahora muchos se interesan por saber el origen, atributos y más sobre la religión e incluso hay más practicantes.

Cuba es un país verdaderamente religioso, conocen esa cultura. Pero no siempre fue así, no siempre podían expresarla ni mostrarla. La libertad de expresar mostrar y practicarla ahora no tiene prohibiciones.

También hay turistas que vienen y se interesan por objetos religioso. Pero cuando empezaron a venderlos, no era así.  

Yolanda Hester: ¿Eran las únicas muñecas negras de la época? 

**Maritza Arango: *Sí. Lo que pasa es que ellos le temían a la religión negra, a la religión africana, le temían a su pasado, le temían a su cultura, como a los ancestros yoruba y a las religiones , que eran representaban esas muñecas ,eran una representación de muchos rituales religiosos diferentes. 

Yolanda Hester: Cuando eras niña, en la escuela, ¿te hablaron de la esclavitud? ¿Aprendiste algo sobre la historia de la esclavitud? 

Margarita Montalvo: Cuando nos daban clases de historia, muchos profesores nos explicaban cómo había sido la guerra, cómo había sido la esclavitud, cómo habían traído a los negros aquí a las Américas, ¿no? Y muy solemnemente, porque en los colegios de monjas no nos daban las clases como ahora. Ahora los niños saben mucho más de la esclavitud que en la época que yo estudié. 

He aprendido muchas más cosas de la revolución (Revolución Cubana 1953-59), que te explican mucho más. Explicaban cosas muy elocuentes, que había una esclavitud que habían traído los españoles, trajeron africanos y los hicieron esclavos. Ahora sabemos mucho más, y los niños ahora saben mucho más de aquella época. 

Yolanda Hester: ¿Y cómo cambió la educación después de la Revolución? 

Margarita Montalvo: Ahora les proporcionan y se les permite utilizar más recursos que tienen más información de cómo sucedió todo la historia, y ahora después de la Revolución, se les permite profundizar en esa investigación, por lo que ahora  realizan talleres para muchas personas diferentes para poder explicar y profundizar sus conocimientos sobre eso. 

Yolanda Hester: Antes de la Revolución, cuando eras joven, ¿había prácticas de religiones afro africanas? 

Margarita Montalvo: Sí, había religiones, por supuesto. Cuando yo nací, yo veía que en mi casa había esa religión, mi abuela la practicaba, y mi mamá también, y yo veía esas cosas, pero yo tenía una contradicción, como yo estaba en un colegio de monjas, los colegios de monjas no aceptaban eso, yo tenía que ir ahí porque me estaban criando, me estaban dando educación, y siempre había esa contradicción de creencias entre lo católico y lo africano, pero yo tenía que estar ahí porque era el mejor lugar en aquel entonces para mi educación.

Yolanda Hester: ¿Quién hacía la tela, las muñecas rituales? 

Margarita Montalvo: Bueno, toda la gente que necesitaba hacer ese tipo de muñecas, buscaba una tela negra, y hacía esas muñecas. Y fue solo años después, cuando el turismo se hizo más popular, que la gente veía esas muñecas y quería una para sí, entonces los fabricantes de muñecas comenzaron a hacerlas con más frecuencia, independientemente de lo que estuvieran haciendo para los rituales. 

Empezaron a hacerlas y a hacerlas más bonitas de lo que eran antes. Ahí es donde comienza, que todo el mundo quiere tener una muñeca negra, pero como un turista, ¿no? La curiosidad de tener esa muñeca negra, y por qué el tabú de que no querían que se hicieran. 

Ya era una curiosidad, y ahí comenzó la curiosidad. 

Yolanda Hester: ¿Cuándo comenzaron a usarse fuera de las prácticas religiosas para los cubanos? No para los turistas, sino para los Cubanos. 

Margarita Montalvo: Cuando comenzó el turismo, comenzaron a hacer las muñecas, no como se hacían antes. Empezaron a embellecerlas, a pintarles los ojos, a ponerles turbantes, a hacerlas africanas, a ponerles trenzas. Todas esas cosas aparecen después, y ahí fue cuando empezamos a venderlas más aquí en Cuba. Eso hizo que la gente las comprara más, y fuera del uso religioso. 

Yolanda Hester: Volviendo a la religión, mencionaste que justo después de la revolución, la religión afrocubana fue prohibida. 

Margarita Montalvo: Sí, después del fue triunfó la revolución estuvo prohibida, no fue hasta los años 80, creo, que es cuando se aprobó la religión. O sea, las religiones, tanto la cristiana o la católica como la yoruba, ahí fue cuando se aceptó que tú pudieras expresar tu religión. Pero antes de eso, estaba muy prohibido, entonces ni siquiera había ventas (de las muñecas). 

PARTE III | LA Muñeca Negra

Muñecas de La Muñeca Negra. Cortesía de Yolanda Hester

Yolanda Hester: ¿Nos puedes contar un poco de cómo empezaste aquí a hacer muñecas negras? 

Maritza Arango: Un día mi tía me dice, Maritza, ¿por qué no te reincorporas al proyecto y te sumas a las actividades y estás aquí con nosotras?, y desde ese momento en el 2014 volví aquí (Proyecto La Muñeca Negra). Todas las mujeres trabajábamos solo por amor al arte, por hacer cosas, por aprender a hacer artesanías, aunque confieso que no comencé haciendo muñecas sino bisutería, luego aprendí a hacerlas con el tiempo

Margarita Montalvo: Empecé con el trabajo comunitario cuando era maestra en la Casa de Cultura Arroyo Arenas en La Lisa. Yo trabajaba desde el 1977 como maestra allí en esa Casa de Cultura. En el 80 me trasladé a otra Casa de Cultura en un lugar llamado San Agustín. 

Profesora Montalvo, 1982. Cortesía de Margarita Montalvo

Yo estuve en esa Casa de Cultura durante 25 años. Había niños de distintos países, sobre todo de Chile, porque había muchos chilenos que habían llegado acá por el golpe de Estado. Entonces una niña chilena quiso hacer una muñeca, y  yo la ayudé a hacerla de tela, de un material que se llama yute, que muchos de nosotros llamamos saco. Esa muñeca ganó un premio y a partir de ahí me invitaron a dar clases para enseñar a confeccionarlas de tela. 

Y había unas muñecas, llamadas Soporopos, eran chilenos. Aprendimos sobre eso por la directora de la Casa de Cultura, Carmen Muñoz, que era chilena. La historia detrás de Soporopos era que (la muñeca) la hizo una mujer chilena que estaba encarcelada, la hizo con sábanas y las pasaba a las personas en las celdas a su alrededor. Y luego, esa muñeca Soporopo pasó de celda en celda. Le regalaron una Soporopos a la directora, quien luego me la regaló a mí. Exploré la muñeca y aprendí a hacerla y ahora les enseño a los niños cómo hacerla. 

Primera sesión de Margarita Montalvo (delante a la izquierda) en 1989. Cortesía de Margarita Montalvo

Hay muchos tipos de muñecas Soporopo y de diferentes formas que se hicieron. Había una que se llamaba Soporopo Durmiente, que era un tipo de muñeca que podía hacerte dormir. Y luego estaban las Soporopos para niñas y niños, y también para adultos. 

Margarita Montalvo: Bueno, cuando empezó este problema de COVID. Tuvimos que parar todo. No se podía salir y mucho menos los adultos mayores y niños, nos cuidaban mucho, tuvimos que parar el trabajo.

Maritza Arango (estas palabras son de Margarita): *Yo no dejé de trabajar. No dejé de trabajar. Empecé de nuevo aquí con las abuelas que quisieron venir. Fue una sensación de llevar el trabajo a mi casa. 

Con los niños que empezaron aquí. Más los míos, que siempre han estado aquí. Entonces seguí trabajando para mantenerme activa.

Trabajaba a diario con las abuelas. Y los sábados, con los niños, como siempre. Incluso los domingos, trabajaba con ellos. Incorporamos  la técnica del papel maché que ya se hacía. Se empezó a hacer aquí, y le agregamos otros elementos. 

Empezamos a usar batidoras de huevos para hacer la cabeza de la muñeca. Los tubos de papel maché. 

Muñecas con cabeza de cáscara de huevo. Cortesía de Yolanda Hester

Cindy García: Entonces, ¿hacías estas muñecas en San Agustín o empezaste aquí? Las muñecas estas hechas con Framboyán. 

Maritza Arango: Empezamos a hacerlas aquí porque había una crisis  de materiales, y acudimos a la vaina de framboyán es un árbol grande y frondoso, su fruto la vaina, papel reciclado, cartón  , cascaron de huevos,  los huevos que los vecinos, con tremenda delicadeza, le hacen una abertura pequeña para que lo podamos utilizar en la cabeza de la muñeca. Gran parte del vecindario colabora con nosotros. 

Empiezan a hacer muñecas que hoy representan al proyecto,que lo identifica.

Los niños empiezan a hacer títeres. Las abuelas y las demás niñas hacen las muñecas. Y los niños hacen sus muñecos y títeres.

Y de ahí se forma esta multiplicación entre la Casa-Templo y el proyecto La Muñeca Negra. Y cada uno de esos muñecos representa algo específico. La religión no se impone ni se menciona en la participación de la fabricación de muñecos. Es algo que se puede incorporar si se quiere, pero nunca es parte de la participación. Hablamos de la casa, hablamos de la familia, hablamos de todo menos de religión para que las personas no se sientan incomodas si no profesan el mismo credo. 

 Mi tía llamó Panchitas a las primeras muñecas que hizo de tela, pero están las  Afrofloras que son las vendedoras de flores, las Nanas las que tienen un bebe en brazos y las yerberas vendedoras de hierbas.

Yolanda Hester: Yo sé que ustedes hacen talleres con niños y también con mujeres. ¿Qué esperan que los niños y las mujeres, y puede ser lo mismo o diferente, qué esperan que aprendan o consigan de la fabricación de muñecas? 

Maritza Arango: Bueno, en los niños buscamos, independientemente de su creatividad, que desarrollen habilidades manuales ,que empleen su tiempo libre en algo útil y creativo y que sepan que como proyecto ecológico que somos por trabajar con material reciclable, saneamos el medio ambiente  que hagan títeres, que hagan cualquier cosa artística y que sobre todo lo disfruten. Y en cuanto a las mujeres, las mujeres no vienen solamente a hacer muñecas, sino que a veces buscan talleres de cómo hacer carteras, o diferentes tipos de trabajos manuales, nos interesa que se integren , socialicen que se sientan útil para ellas y para su entorno , que tengan un lugar donde puedan enfocarse en sí mismas, que no tengan preocupaciones por  un rato de la casa y los quehaceres y que simplemente vengan y se enfoquen en sí mismas  y hagan algo que les guste, y que puedan disfrutarlo.

Margarita Montalvo impartiendo un taller en la Residencia Contours ArtsCalle 2024.
Maritza Arango Montalvo hablando de su proceso, 2024. Cortesía de Yolanda Hester

Yolanda Hester: Háblame de la decisión de llamar a su taller La Muñeca Negra. 

Margarita Montalvo: La Muñeca Negra, una obra de José Martí, aparece en el libro LA EDAD DE ORO, es la historia de una niña llamada PIEDAD y el amor que sentía por su muñeca negra llamada LEONOR, a la que sus padres no quería q tuviera por ser negra, donde la niña destaca los valores humanos, por encima de los valores materiales y apariencias . Es para que los niños y niñas vean en ella un juguete, solo un  juguete, que no sea el color de la muñeca lo que haga la diferencia. 

La ausencia de muñecas negras en manos de nuestros niños y niñas, que no se sintieran identificados e identificadas con una muñeca negra, también nos hace cada día ser más firme en ponerla en manos de  cualquier grupo etareo, para que se multipliquen.

Nuestras muñecas andan por muchos lugares dentro y fuera del país, y nos llena de satisfacción cuando nos visitan a la casa taller y se las llevan con tanto cariño ,en ocasiones  regresan por otras para obsequiar, porque algún amigo o familiar quedo con deseos de ellas.

Yolanda Hester: Haces muñecas para niños, para la gente, para tu comunidad, pero ¿alguna vez has hecho una muñeca para ti? 

Margarita Montalvo: No he hecho una sola muñeca para mí, pero todas son mías, y cada vez que regalo una, estoy regalando un pedacito de mi vida. Y voy con cada una de ellas, que regalo, voy con todos, con cada muñeca que regalo, así que yo misma estoy viajando por el mundo, con mis muñecas negras, porque soy una muñeca negra. 

Y todos mis pequeños, niños y niñas, están todos viajando por el mundo, con muñecas negras,  ustedes son muñecas negras. Las muñecas negras viajan por el mundo. 

Maritza Arango: No, no. Yo nunca he hecho una muñeca negra para mí, pero además, estoy viajando por el mundo, y también estoy regalando algo de mí, aunque no me haya quedado con ninguna. 

Cada vez que hacemos una, es parte de nosotras, y la dejamos, la tomamos, dejamos que se la lleven, porque ahí va con nosotros, ahí vamos, en el relleno, en la tela, en el ojo que pintamos, o que bordamos, en el botón que le ponemos, ahí vamos. Pero sería bueno, hacer una muñeca, hecha por nosotras, para nosotras, porque también sería como un legado, para la familia. ¿Por qué no?

Nunca había pensado en ello.

Muñecas de La Muñeca Negra, 2024. Cortesía de Yolanda Hester

Paula Margarita Montalvo Jorrín es la Directora del Proyecto La Muñeca Negra en Las Alturas de La Lisa, La Habana, Cuba. Se graduó en la Escuela de Arte San Alejandro en dibujo, pintura y escultura en 1971. Es profesora de Artes Plásticas. Aparece en Esculturas en Cuba, Siglo XX (2005).


Loreto Maritza Arango Montalvo: Me gradué de Técnico de Atención Estomatológica 1977- 2008. En el 2014 me incorporo al Proyecto la Muñeca Negra, el que me permitió perfeccionar mis habilidades manuales a través de talleres y cursos (bisutería, corte y costura, talabartería. etc), siendo desde el inicio la Coordinadora General. Otra parte de mi formación fueron los talleres de capacitación, autoestima, género, emprendimiento femenino, economía popular y solidaria, economía feminista y otras que elevaron mi superación personal, siendo hoy líder de 2 iniciativas Zapatería – Talabartería La Oportuna y Okikilo (Dulces tradicionales). Pertenezco al Movimiento de Mujeres en ESPIRAL, Contours ArteCalle, Articulación Afro-feministas de Cuba, Taller de Transformación Integral de Barrio y La Red Barrial Afrodescendiente. Esta articulación me permite transformarme y transformar, hacer y llevar a mi comunidad un trabajo comunitario socialmente útil, poniendo énfasis en el empoderamiento femenino, la equidad de género, educación popular solidaria y feminista y la lucha contra la discriminación del color de la piel.